Los clubes de fútbol están empezando a sacar al mercado sus cuartos uniformes, cuando lo habitual siempre había sido tener tres, local, visitante y alternativa. Marruecos fue ese oasis en el desierto, una selección de rotundo rigor táctico capaz de cargarse a favorita tras favorita: a la generación dorada de Bélgica en fase de grupos, al tembloroso juego posicional de la Roja en octavos, y a la última bala mundial de la Portugal de Cristiano Ronaldo en cuartos.