El momento culminante de tal bipolaridad se produjo en las jornadas 23 y 24, cuando el Zaragoza se impuso por 6-3 y una semana después el Barcelona destrozaba a Osasuna venciendo por 8-1. El Deportivo de la Coruña, que ya había quedado en tercer lugar la temporada anterior, encabezaba la tabla desde la jornada catorce y en ese momento aventajaba a los azulgranas, terceros, en 8 puntos. Fue en ese instante cuando los blaugrana dieron rienda suelta a su orgullo y espíritu competitivo.