La tinta del bolígrafo es azul y la taza la puedes meter en el microondas y en el lavavajillas (por aclarar las dudas que pudieran surgir). Con su título de farmacéutica en la mano, Isabel decidió que lo suyo no eran las fórmulas magistrales, sino la moda, y para sorpresa de pocos -«Estaba clarísimo», le dicen quienes la conocen bien- llegó a Madrid dispuesta a ganarse la vida en un mundo completamente desconocido para ella que pronto dejó de serlo: su estilo sin fin la aupó primero como estilista y después como directora de moda de algunas de las revistas más prestigiosas del sector, donde ha desarrollado su actividad profesional durante casi dos décadas, hasta que decidió dar el salto y crear su propia marca de calzado.